Erandio, abril 2023, Nordic Walking por todo lo alto

Por Eduardo Gimenez, socio 18

Y así ha sido, un recorrido absolutamente bonito, y para mí, con excepción de Akarlanda, totalmente desconocido. Y por todo lo alto por muchos motivos.

Para empezar por la extraordinaria organización, ya en la mañana con la acreditación de las personas participantes en las distintas categorías, tres pruebas en una: marcha larga, 24k, marcha Nordica y senderista de 12k y la Txiki.

Para seguir, el traslado de los participantes de Marcha desde Erandio hasta el punto de partida en autobús, algo que era necesario para que la prueba de 12k pudiera llegar simultáneamente con las demás al punto final de llegada en Astrabudua. Esto ocurre en otras pruebas, pero por conocer la “trastienda” de la prueba, esto es algo que no era evidente hasta hace pocos días. En origen estaba prevista una distancia mucho mayor para Marcha Nórdica, pero atendiendo a criterios de distancias más homologables en pruebas de esta modalidad, la organización ha hecho un gran esfuerzo, y ha configurado una ruta de 12 kilómetros que es la que todos los competidores esperamos encontrar.

Dicho y hecho, el autobús salió de la plaza Altzaga rumbo a Erandio Goikoa, con algo más de 40 participantes, con una nutrida participación del club Ipar Izarra Nordic Walking Bilbao.

A eso de las 10, foto de familia e inicio de la ruta que empezó cruzando una zona bucólica de campiñas con bastantes rebaños de ovejas y empezó a complicarse un poco en una larga aunque tendida subida a Akarlanda. Después en una transición necesaria en paralelo a la carretera de Umbe, giramos al nordeste camino de Martiartu pasando por el primero de los avituallamientos de fruta, barritas energéticas y bebidas.

A partir de ese punto, nos encontramos con una sucesión de toboganes de cierta exigencia pero aun así apropiados para la aplicación de la técnica correcta. El grupo ya se había disgregado, aunque la existencia de un segundo avituallamiento al lado de la Torre Martiartu nos volvió a congregar a unos cuantos.
Desde ese punto, el trazado cambió bastante. Pasamos bordeando el campus de la Universidad hacia la parte posterior.
Una zona, de nuevo desconocida para mí, pero que me sorprendió muy gratamente por el cambio de entorno. En primer lugar cruzamos el “Arboretum”, una zona con un conjunto botánico notable y un monumento a la memoria de las personas que donaron sus cuerpos a la ciencia y que son honradas allí.
Después se accedía al embalse Lertutxe, de nuevo un paraje totalmente desconocido para mí, pero sorprendentemente bello, que daba paso a un nuevo espacio otra vez diferente, un bosque muy frondoso en el que se debía recorrer una serie de senderos, que dentro de lo complicado que puede ser, se seguían fácilmente gracias a la clarísima señalización que la organización había aportado a la ruta.
Esto es algo de nuevo a resaltar, porque toda la ruta mantuvo este gran nivel de señalización, de manera que no había mayor problema en seguirla aunque no se conociera previamente.

La salida del bosque se hacía por medio de una carretera local que en suave descenso nos permitía acceder al centro de Astrabudua, donde se encontraba la meta.

El día arrancó con fuerte nubosidad, y un ligero sirimiri que cesó antes de la salida. Sin embargo en ese último kilómetro ya no aguantó más, y descargó una lluvia fina pero persistente que nos acompañó el resto de la mañana. Esto no fue ningún problema para la marcha, pero deslució el fin de fiesta que había preparado la organización, con una romería, con grupo musical que sonaba bastante bien, pero que no se pudo disfrutar debido a la inclemencia del tiempo.
Una pena, pero parece que no nos podemos quejar de la lluvia en estos momentos, así que bienvenida sea.

Como he explicado, por todo lo alto también se refiere a la ruta, que supuso un precioso sube-baja, descubriéndome zonas preciosas que están muy cerca de casa, y configuran un lujo de prueba a la que se puede llegar utilizando el metro.
Esta prueba debe tener continuidad, para que podamos añadirla a las pocas que se celebran en Bizkaia, como la de Artxanda de marzo, y la organizada por el club en el mes de octubre.  La naturaleza de la prueba que ahora es no competitiva, podría perfectamente evolucionar a serlo con algunas variaciones en el trazado. Esto dependerá de la organización, pero es esa organización a la que hay que pedir que siga apostando por la Marcha Nórdica, porque con toda seguridad, y sea del tipo que sea, va a tener nuestro apoyo, como se ha demostrado hoy con creces.

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