ENTRENAR FUNCIONA (Montilla 13-feb-2022)

Esto es una obviedad, pero yo nunca lo había aplicado del todo en serio. Empecé con ello en diciembre de 2019, y se frustró todo un par de meses después. Después del largo paréntesis, la última competición en la que he participado fue el campeonato FEDME de clubs en octubre de 2021, y desde entonces ninguna hasta este último fin de semana en Montilla.

La prueba de Nordic Walking está inserta en el Cross Batalla de Munda en su 9ª edición, y en estos 3 meses largos he recuperado una cierta seriedad en las rutinas de entrenamiento. Lo cierto es que no de manera tan seria como debiera, como por otra parte ha quedado demostrado en la prueba.

El domingo a las 9:30 puntualmente se daba la salida a la prueba de Nordic Walking. Estábamos poquitos pero había buen nivel. Prueba de ello es que al dar la salida, como siempre dando buena caña (eso creía yo), bajando incluso de 7 min/km en los primeros metros, el espejismo duró unos pocos segundos: por delante, Nieves del Más que Pasos de Zaragoza y Oscar del NW Bilbao se alejaban irremisiblemente, como si les persiguiera un inspector de hacienda, y así se mantuvieron, a la vista pero inalcanzables durante los 10 km de la prueba.

A Montilla había llegado el viernes, y como siempre ocurre allí, me recibieron con los brazos abiertos. Miguel Feria, alma mater del evento se multiplica para atender a todo lo que se cuece:

– Visita guiada por la ciudad y a bodegas

– Visita a la Centuria Romana

– Las charlas de la tarde en el aula de cultura, increíble este año la de un experto botánico por su conocimiento de las aplicaciones terapéuticas de muchas de las planteas que podemos encontrar en nuestras salidas al monte.

Y por supuesto la prueba. El sábado recorrimos la totalidad de la ruta como reconocimiento y entrenamiento, que coincidía con la “Bandolera Nocturna” que habíamos hecho en verano del año pasado.

Los primeros 5 kilómetros son muy llevaderos, entre viñedos y olivares, por parcelarias en buen estado y en suave bajada. En el kilómetro 5 hay un repecho que lleva al avituallamiento. Esta vez no paré, porque que no hacía calor y me estaban pisando los talones 2 walkers de Marbella.

Después del avituallamiento llega “El Muro”.

Se le llama así, porque es una elevación que sube con bastante pendiente a lo largo de casi 1 kilómetro, aunque la parte fuerte de verdad mide unos 350 metros. Evidentemente, como me temía, al llegar a la parte superior del muro respirar era misión complicada, y allí mismo me dieron alcance las marbellís. Y bastante peor fue la bajada. Yo bajo mal. Tengo miedo de resbalar y darme una costalada. La pendiente de bajada era mayor que la de subida, lo que sumado a que el suelo era muy resbaladizo con piedrilla y arena, hizo que bajara realmente “pisando huevos”.

Sin embargo yo tenía una pequeña estrategia preparada. Sabía por el entrenamiento del día anterior que, aunque da la impresión de que a partir de la bajada del muro el

regreso a Montilla es en bajada, en realidad al terminar la pendiente quedan 3,5 km de subida, suave pero constante hasta la meta. Aproveché la bajada para recuperar pulsaciones, y al notar que el suelo dejaba de ser un peligro eché mano de las sensaciones aprendidas durante los entrenamientos en casa por Uribitarte, por el parque, en Güeñes etc, y progresivamente fui adquiriendo velocidad en una “larga serie” de 3,5 km. Supongo que una cuesta tan larga cogió de sorpresa a mis objetivos, pero en cualquier caso recuperé los metros que me habían sacado y conseguí poner tierra de por medio, cada vez más seguro de llegar a meta libre de la presión de ser alcanzado de nuevo.

Cuando enfilé la meta, dentro de la Cooperativa La Unión, allí me esperaba un caluroso recibimiento de mis compañeros/rivales, Nieves y Oscar, que habían llegado antes que yo. Me supo a gloria, el recibimiento, y el musicón de “Los Secretos” que estaba sonando en ese momento, y la satisfacción que sentí después de haber sido capaz de pasar por un variado ramillete de sentimientos físicos y psicológicos en la última hora y pico.

Ha merecido la pena la kilometrada que separa Bilbao de Montilla, que como cada vez que he estado allí, me ha dejado un inmejorable sabor de boca.

No puedo acabar sin agradecer el esfuerzo de la organización que se trabajó el bueno de Miguel Feria, junto a la dirección de la prueba de NW realizada por Andrés Hidalgo, Qanzio, que además también se pegó su paliza con los bastones.

Y muchas más personas que hicieron posible el evento, aunque por su amabilísimo trato y buen trabajo con la cámara, no quiero dejar de agradecer a Angel Gomez, que se tiró con la cámara todo el fin de semana, y toda la mañana del domingo desde las 8 hasta que terminaron todas las pruebas haciendo buenas fotos.

Montilla, tan lejos y tan cerca ¡!

Eskerrik asko ¡

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