El Nordic Walking es una actividad que no necesita de mayores argumentaciones para mostrar su valor. Desde que se conoce e inicia su práctica, siempre a poder ser después de un cursillo de iniciación (la técnica no es compleja, pero conviene asimilarla sin errores desde el comienzo), enseguida se van descubriendo sus virtudes. Algunos practicantes encuentran perfectamente satisfactoria su faceta de introducción en la rutina diaria de una actividad saludable. Otros encuentran en la competición un estímulo para ir mejorando en la forma física, y por qué no, esa pequeña emoción que trae la sana pugna con otros practicantes. Creo que todos encontramos que se va formando una pequeña comunidad de personas que tienen un interés común, lo que facilita mucho la creación de nuevas relaciones sociales. De todo hay entre los practicantes, pero en términos generales el perfil humano de los que yo he conocido es de personas de una gran categoría. Hace poco he escuchado de algún practicante que en esta actividad se ha encontrado personas maravillosas. Suscribo esta afirmación, y añado que al sentimiento de “buen rollo” se suma el de que, a diferencia de otros ámbitos, en este, el grupo no te absorbe. Cada uno practica lo que quiere, cuando quiere y como quiere.
Por si todo esto no fuera suficiente, en relación con el título “Ampliando horizontes”, existe un elemento adicional de interés. Se trata de que la práctica habitual del NW permite descubrir nuevos lugares. Muchos de ellos curiosamente están en la misma ciudad en la que vives. Yo he descubierto andando lugares de Bilbao que ni imaginaba que existían. Esto te da una nueva perspectiva del lugar en el que vives y hace que lo valores mucho más.
Cuando tienes todos estos ingredientes en el puchero, es muy fácil que termines ampliando horizontes en el estricto sentido del término. Este fin de semana, aprovechando que tenía que pasarlo en Madrid, se me ocurrió hacer una ruta de unas tres horas en un lugar cercano a la capital, Aranjuez.
Aranjuez, además de su archiconocido interés turístico por su famoso Palacio y jardines, tiene un entorno natural realmente bonito. Este entorno lo descubrí hace ya dos años, precisamente participando en una prueba de NW de 14 km, en la que también participé el año pasado. Uno de los promotores y organizadores de la prueba es Jose Luis Benavente, con quien además de en Aranjuez, he coincidido en alguna otra prueba (Miranda de Ebro 2016). Como ya comenté en su día, cuando realicé la última prueba de Aranjuez, participé en la quedada previa, en una comida en la que no conocía absolutamente a nadie, y en la que me sentí como si fuera uno más. La acogida y el trato fueron inmejorables. Esa positiva sensación me hizo animarme a contactar con Jose Luis para que me acompañara en la ruta del sábado. Su respuesta fue inmediata y afirmativa. Y no solo me acompañó sino que organizó una quedada con otros nordic walkers de Aranjuez que se sumaron a la iniciativa. La ruta empezó a las 9:00 de la mañana en las puertas de los jardines del Palacio Real, con una “agradable” temperatura de 0ºC, aunque fue templando a lo largo de la mañana. Durante el recorrido, hecho a buen ritmo pero no tan fuerte que no permitiera hablar, Jose Luis, además de guiarnos “topográficamente” por la ruta, apuntaba constantemente comentarios relativos al uso histórico que se le daba en su época a los senderos que recorríamos: accesos al Palacio, a las caballerizas, un hipódromo, muros de contención para casos de crecida del río Tajo, paseos arbolados, incluso una zona dedicada al juego del “mallo”, versión local del crocket inglés, con el que nobles y cortesanos se distraían. Por tanto, lección de historia de la buena, y tres horas y 16 km de marcha nórdica también de la buena (o sea, sin pendientes). Adjunto link a la ruta.
Si alguien se anima y pasa por Aranjuez (o Madrid a escasos 45 minutos en coche), puede realizar esta preciosa ruta, altamente recomendable.
Cada uno puede pensar lo que estime oportuno, pero yo le doy mucho valor a tener la oportunidad de conocer un sitio nuevo, con gente que merece realmente la pena, y realizando una actividad que es dinámica, divertida y buenísima para la salud. Esto es una manera más (sin duda hay muchas otras) de “ampliar horizontes”. Con ello consigues darle más contenido a la vida, y añadir un granito de arena a nuestro crecimiento como personas.
Este año 2018 parece que no se va a realizar la prueba de Nordic Walking en Aranjuez, que suele ser a principios del mes de marzo, y es una pena, porque el recorrido es realmente precioso y el ambiente es fantástico. El año pasado hubo más de 150 inscritos, lo que la hace probablemente la prueba de NW con más participantes hasta la fecha. Sin embargo, aunque no se realice se abre algo casi mejor, que es la posibilidad de participar en las “quedadas de las 9”, que realizan regularmente los marchadores de Aranjuez. Yo desde luego pienso repetir.
Eduardo Giménez
Club Nordic Walking Bilbao.